jueves, 24 de mayo de 2012

Año 500 - De Aliados y Enemigos

Los caballeros continuaban su frenética cabalgata hacia Rydychan, sin llegar a entrar en Uffington y queriendo alcanzar la abadía de Abbingdon. Sin embargo sus esfuerzos fueron infructuosos, puesto que antes de llegar, y tras ser escoltados por un grupo de banderizos del Conde Defan de Marlborough, se encuentran con una patrulla de Sir Belleus, que planta cara, amenaza y advierte al grupo de caballeros, que se ve totalmente superado en número. Sin embargo las cosas no llegan a mayores puesto que aún se encuentran en territorio de Rydychan y no pretenden una disputa vecinal.

Los caballeros vuelven sobre sus grupas a pedir ayuda al Conde Defan, aduciendo a los hechos pasados en los que Sir Berel asesinara al abanderado de Salisbury para defender la ley de la condesa Ellen y de paso defendiendo la invasión por su parte de Marlborough. Sin embargo el conde no está por la labor, especialmente cuando conoce por un mensaje que Oxford está sitiada por ambos ejércitos, y el grueso no podrá ser fácilmente doblegado. Berel, persuasivo consigue que muy a pesar del conde, puesto que no quiere afrentas vecinales, Defan deje 15 caballeros y 25 soldados a Sir Maurel en su personal campaña, con la condición de que no porten el emblema de Marlborough.

Los caballeros parten al norte, cruzando el Támesis, y pasando junto al monasterio donde pernoctan. Sin embargo al día siguiente ven la terrible imagen de los señoríos arrasados y la llanura frente a Oxford totalmente invadida de tiendas, caballeros y artilugios de guerra.

Los hombres de Rydychan en seguida tiemblan al ver la superioridad numérica. Sir Delivant, gran estratega piensa que sería de gran ayuda que los ejércitos de la fortaleza supieran de su existencia, puesto que si no serán arrasados.

Comienza el parlamento. Sir Belleus y Sir Bege acuden con 30 caballeros a la llamada de Maurel. Sin embargo este no habla, y en su lugar Berel trata de persuadir a los bigotudos hermanos de Rydychan. Estos se niegan a hablar con Berel, mirando a los ojos a Maurel que permanece callado. Tras ser provocados en varias ocasiones, al final Maurel no aguanta, e insulta a Belleus, haciendo referencia a la cicatriz que éste le hiciera en la batalla de Oxford, cuando se tomó la ciudad hace dos años. Esto provoca que el parlamento acabe y comience la batalla.

Los caballeros de Rydychan comienzan a ponerse en formación de carga, mientras la mayoría de los soldados y caballeros de Marlborough les vence el pavor ante la gran superioridad numérica de más de tres a uno, con lo que huyen. Sólo los gritos del Matarreyes consiguen hacer que alguno, por respeto a este nombre, vuelva a las filas.

El choque es terrible, y a pesar de la fuerza del brazo de nuestros caballeros, son arrasados. Cabe destacar que Berel se mantuvo firme, y mató a tres caballeros rápidamente. Maurel también luchó con gracia, aunque fue derribado del caballo. Delivant y Rodrick son capturados tras caer en batalla. Maurel toca retirada, y huyen hacia el monasterio, donde se acogen a sagrado. Los caballeros de Rydychan no les persiguen, por temor a Dios, o por estrategia. Tienen capturado al matarreyes por el que cobrarán una gran suma de dinero.

Los caballeros magullados, y alguno gravemente herido, vuelven a Marlborough y a Salisbury respectivamente. La Condesa Ellen no está demasiado contenta con lo sucedido, pero de alguna manera no termina de estar a disgusto... ¿El amor? Sin embargo paga las 600 libras del rescate, lo cual hará pasar mucha hambre a la población, temerosa de un ataque enemigo, e impedirá terminar las obras de restauración de la muralla de Sarum.


jueves, 17 de mayo de 2012

Año 500 - Drama en el corazón de Britania

Las amenazas rodaban las fronteras de Salisbury. Por doquier los ejércitos avanzaban si resistencia aparente. Sajones, Córnicos, Galeses, Britanos... Se sabía que el Rey Idris con su hijo el Príncipe Mark, avanzaban desde hacía tres años y no parecía deternerles nada. De hecho ya amenazaban Dorset. Por otro lado en el sur seguía acechante el Príncipe Cerdic, autodenominado como "el destronado", por ser el hijo del Alto Rey Votigern. Quizás el más peligroso para los intereses de Salisbury. En Gales, tanto el Rey Nanteleod como Byrcheinog y las tribus de las colinas guerrean entre sí para la supremacía de Cambria. Al este los Anglos amenazan Caercolunt, Norwich y Buckenham. Al suroeste el Rey Aelle y el Rey Aesc combaten entre sí para proclamarse Bretwalda sajón... y por si fuera poco, entre los reinos britanos se desatan las disputas, como veremos a continuación.

Sir Maurel se encontraba ante una encrucijada personal, puesto que tras haber tomado matrimonio con Lady Nya, condesa de Rydichan, automáticamente se convertía en Conde de Rydychan, con el consiguiente rechazo de sus principales señores, especialmente Sir Bege y Sir Bellen, hermanos del difunto Sir Basile, Conde de Rydychan y actualmente una fuente de problemas. Ante tal situación, Maurel decide mandar a dos de sus hombres de mayor confianza, su escudero Martin y su tío Sir Gwedanm a Rydychan para ayudar a su esposa a tratar de llevar adelante los problemas avisando a Maurel ante cualquier altercado.

Mientras tanto, con Lady Ellen celosa por el reciente casamiento de Sir Maurel, en la comida de Pentecostés de Sarum, algunos hechos marcarán el principio de esta primavera como una de las más dolorosas que recuerda Sarum desde la noche terrible en St Albans. En la cena se habla de la situación económica de Salisbury, necesitada de fondos para reparar las murallas de la ciudad, dar de comer a sus gentes y pagar los diezmos que demandan los sajones. Todos realizan una colecta, promovida por Sir Berel. Tras estas explicaciones, y tratando de convencer a Maurel de que Rydychan debe pagar a Salisbury, Sir Allan explica a la corte cómo ha realizado incursiones en la vecina Marlborough. Ante el revuelo generalizado se alzan voces a favor y en contra. Los caballeros aconsejan a Ellen castigar a Allan, pero por el momento se marcha. Sin embargo, y ante la insistencia de sus consejeros, van tras el para traerlo de vuelta. Una acalorada discursión entre Sir Allan y Sir Berel produce el sonido de aceros, y sólo la autoridad del barón Matarreyes permite zanjar el asunto, por ahora.

Sir Allan es juzgado in conminado a devolver lo saqueado y pedir perdón a Marlborough. A regañadientes obedece, sin embargo la deuda pendiente con Sir Berel, enfurecido y dolido en el amor a su familia, produce una guerra sin cuartel. Los escudos chocan, las espadas brillan ylos golpes son terribles, provocando chillidos de las damas y voces asombradas de los caballeros. Ante un error de confianza de Allan, Berel no mide sus fuerzas y atraviesa por el vientre a su contricante, sacabdo la espada casi por la boca del cuerpo de Allan. La visión es terrible, y la gente grita alocada, mientras los caballeros asombrados se dan cuenta del suceso. Berel, absolutamente fuera de si, con el cuerpo cubierto de sangre y de ira, clama por su honor, el honor de su familia y el de su condesa, pero esta no perdonará facilmente a Sir Berel, que ha provocado una terrible afrenta a la familia del abanderado de West Lavington. Sin embargo, Berel, arrepentido, se confiesa ante el Obispo de Sarum, Roger, que ya ayudara a su hermano en el Juicio contra los Caballeros de la Espada. El Obispo intercede ante la Condesa, que pide a Sir Berel que se humille ante la familia de West Lavington. Y así se hará. Berel, arrepentido, se arrodilla y pide perdón como humilde cristiano, por aquello que considera un error, arrebatar la vida a un cristiano, contra la voluntad del señor.


Pocos días después, llega la carta de Sir Gwedan a Maurel: los problemas han comenzado en Rydychan, y los hermanos an empezado a asolar el condado. Los caballeros piden permiso y parten raudos.

En el viaje comentan con el Señor de Vagon y de Wanderborough los pormenores de la guerra y de los últimos acontecimientos. Todos están de acuerdo que hace falta que llegue un Rey.

Siguiendo el camino al norte, Maurel tiene la imperiosa necesidad de pasar por el Caballo Blanco, huella de sus antepasados, dunde, ante la mirada atónita de sus compañeros, se encuentra con un precioso unicornio, que frota sus crines ante la faz del caballero.


lunes, 14 de mayo de 2012

Poema del Rey Sauvage

 Extracto de un poema, cantado por un trobador en la Corte de Sarum en el Invierno de 500.


En la tierra donde los caballos nacen con alas de águila
y las abejas perdieron el aguijón
cantan por siempre, oh sí.
Cachorros de león con ciervos
ríos hechos de vino fluyen claros por siempre.
Los dragones vuelan como gorriones por el aire y
los terneritos son guiados por La Diosa

Él dirige el aire y da vuelta las mareas oh sí el guía los vientos
Mi Rey de Sauvage puede ver las cosas
que no
están ahí para vos y yo..mi Rey de Sauvage
puede hacer bien y nada mal

Luego llegó el hombre a salvajear en la noche
A correr como ladrones y a matar como cuchillos
A sacarle poder a la mano mágica
A traer ruina a la tierra prometida

la leche ácida se tornó azul
en la sangre de mis venas
(¿por qué no lo pueden ver?)
Fuego ardiendo en el infierno con el llanto del dolor
Hijo del cielo libérame y déjame ir
El mar se seca y no hay sal en la arena
Las estaciones vuelan sin ayuda
Los dientes brillan como perlas
para los ojos de los hombres pobres

Alguien...
Alguien vació el color de mis alas
Alguien rompió el anillo del círculo de hadas
y avergonzó al Rey en todo su orgullo
Cambió los vientos y las mareas
Madre Mercurio, mira lo que me han hecho
No puedo correr
No me puedo esconder

sábado, 12 de mayo de 2012

Año 499 - Por fín King of Sauvage !!!

Cuando a algunos ya se les pasaba por la cabeza abandonar, con el invierno a la vuelta de la esquina, y con  el sendero que remontaba el río que da a su fin, los caballeros llegan a un pequeño señorío perdido en la  inmensidad del bosque. Allí, encontraron a campesinos que trabajaban las tierras de alrededor, y una casa  señorial regentada por un tal Hedres, administrador de Sir Plenorias, que no se encuentra en ese momento. 

Los caballeros, en su afán por encontrar el Castillo Sauvage, preguntan al administrador y a Sir Plenorias,  cuando llega en pocas horas, pero parece que sus esfuerzos por conocer dicha información son infructuosos. Se  asean, se afeitan y se lavan, tras lo cual vuelven a hablar para la cena con el caballero, que les confiesa  que su señor es el mismísimo Rey Sauvage. En estos momentos hay gran tensión, puesto que Sir Plenorias exige  que los caballeros irán al castillo en son de paz, a cambio de llevarles allí. Tanto Sir Berel como Delivant  están de acuerdo en ir pacíficamente, y ambos dan su palabra de honor. Sin embargo Sir Maurel no las tiene  todas consigo. No responde de sus actos, cuando su hijo está por enmedio. Finalmente consiguen convencer al  caballero para que les guíe hasta el castillo, que finalmente resultó estar a tan solo un par de millas.

El castillo de nuevo se alza ante nuestros caballeros y todos tienen la sensación de haber estado allí antes.  Es como si se tratara de un sueño, de un momento pasado que quedó en el subconsciente. Los colores rojo y  verde están por doquier, colores del Rey Sauvage. El puente levadizo se halla abierto con Sir Lance  esperándoles y permitiéndoles el paso al venir junto a Plenorias. Este se despide y los deja con dos curiosos  caballeros: Sir Sol y Sir Luna. Estos curiosos personajes llevan a los caballeros a una enorme sala en el  castillo donde se encuentran a los que serán sus únicos interlocutores a priori: el Enano Sauvage, el Galante  Sauvage y la Dama Sauvage.

Con cierta confusión, comprenden que serán tres personas con tres pruebas para poder ver al Rey. Cosa que  recuerdan de los sueños. Así pues comienzan la primera prueba con el enano, un feo personaje, bastante  hablador y de grandes conocimientos. Desafía a nuestros caballeros a una partida de ajedrez. Sir Maurel y Sir  Berel lo intentan, mientras el enano no para de hablar sobre temas diversos: heráldica, cetrería, sus  tierras... sólo la concentración de Maurel consiguen derrotar al enano.

Posteriormente irán con el Galante, un guapo caballero de pelo largo y rubio, de voz penetrante, que llevará  a nuestros hombres a ver sus aves de cetrería. Según él cada una de ellas se corresponde con un rasgo de su  personalidad. Así se comportarán las aves. De nuevo Maurel mostrará motivación para ello y supera la prueba.

Finalmente la dama les espera en el salón, justo en el momento en que un grupo de jinetes vestidos de manera  estrambótica, pequeños y con las orejas puntiagudas, hace su aparición en la sala, montados en sus caballos.  Un ser desagradable, maleducado, se presenta como El Rey de las Hadas, tratando de provocar a nuestros  caballeros, sin conseguirlo.

La prueba de la dama resulta ser una simple prueba de cortesía, y de nuevo Maurel la supera. ASí pues,  visitan al Rey Sauvage y Maurel puede ver a su hijo capturado. Todo lo que hablaron el Rey y Maurel, sólo lo  conocen el Rey y Maurel, pero cabe decir que la vida del niño es demasiado importante para el Rey, y Maurel  se compromete a llevarse a su matrona y a devolverla al Reino de Sauvage si su vida se viera amenazada. 

Sir Lance guia a nuestros caballeros hasta Oxford, donde Lady Nya, la madre del niño y Condesa de Rydichan  espera noticias. La felicidad es completa cuando se reencuentran madre e hijo, y sucede una cosa curiosa: el  niño feérico parece tener cierta empatía con su "análogo".

Finalmente Maurel y Nya celebran su matrimonio con gran pompa general, y no sin ciertos recelos por parte de  muchos de los caballeros del condado, que lo ven como un hombre extranjero que ha querido aprovecharse de su  condesa viuda.



Ryddychan ha pasado a formar parte de los dominios de Salisbury.. sin embargo quizás sea una fuante de problemas más que de riquezas...

sábado, 5 de mayo de 2012

Año 499 - Desesperación

La mañana amanecía húmeda, como todos los días. Los huesos doloridos, la cara llena de barba y de rocío, sucios, fríos... Los días pasan y el Bosque Sauvage es interminable. Nuestros caballeros remontan totalmente desorientados un río hasta su nacimiento en busca del corazón del bosque, para así poder encontrar el Castillo Sauvage y a su rey. Tan sólo el amor por su hijo perdido hace que Sir Maurel no pierda el juicio totalmente. Por contra sus compañeros, especialmente Sir Berel, se muestran activos y animados, a pesar de todo...

Delivant, demuestra que a pesar de ser noble, su corazón sigue siendo aventurero, y con nada más que una enorme lanza, se aventura a caminar en medio de la floresta en busca de algo que echarse a la boca, puesto que cada día sus huesos se acercan más a la piel... Tras una pequeña búsqueda da con el rastro de un jabalí, que resulta ser una enorme pieza. Con sigilo llega cerca del animal y de una terrible estocada atraviesa el cuello del berraco. Comida al fin. Con la ayuda de Maurel preparan el animal para ser cocinado. Tras un gran festín y aprovechando la grasa del animal para reparar sus maltrechas armaduras y aperos, duermen a pierna suelta con la barriga llena.

Sin embargo casi dos días en el mismo sitio resultó ser problemático, pues al siguiente día, un nutrido grupo de bandidos armados de arcos y conocedores perfectamente de lo que hacían atacaron al grupo desarmado emboscándoles y obligándoles a dar todo el poco dinero que les quedaba encima. No queda más que partir, seguir la búsqueda del misterioso Castillo Sauvage y su enigmático Rey.